Adviento 2023: Oración para Encender la Tercera Vela

En este artículo, exploraremos la importancia y el significado de la Oración para Encender la Tercera Vela del Adviento 2023. El Adviento es un tiempo de espera y preparación para la llegada de Jesús, y cada semana se enciende una vela en la corona de Adviento para simbolizar la luz que se aproxima con su venida. La tercera vela, conocida como la vela de la alegría, marca un momento especial en esta preparación, ya que nos recuerda la cercanía del nacimiento de Cristo y nos invita a abrir nuestros corazones a la luz de Dios.

Describiremos el ritual específico para encender la tercera vela, que incluye la lectura de un pasaje del Evangelio según San Lucas, himnos de esperanza y alabanza, y oraciones que invocan la intercesión de la Virgen María. Además, destacaremos la importancia de la justicia, la generosidad y la preparación espiritual en este tiempo de Adviento, elementos esenciales que se reflejan en las lecturas y oraciones de esta semana.

Índice

Significado del Adviento

El Adviento es un tiempo litúrgico de preparación y espera en la Iglesia Católica, que marca el inicio del año litúrgico. Este período abarca las cuatro semanas anteriores a la Navidad y tiene como propósito preparar a los fieles para la celebración del nacimiento de Jesucristo. La palabra "Adviento" proviene del latín "adventus", que significa "venida" o "llegada", y se refiere a la doble venida de Cristo: su nacimiento en Belén y su retorno glorioso al final de los tiempos.

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Durante el Adviento, los cristianos son llamados a reflexionar sobre la importancia de la venida de Jesús y a renovar su fe y esperanza. Es un tiempo de conversión y de preparación espiritual, en el que se invita a los fieles a abrir sus corazones a la luz de Dios y a vivir con mayor intensidad los valores del Evangelio. Las prácticas devocionales, como la oración, el ayuno y la caridad, son especialmente recomendadas durante este tiempo para ayudar a los creyentes a acercarse más a Dios y a sus hermanos.

Importancia de la tercera vela

La tercera vela del Adviento, conocida como la vela de la alegría o "Gaudete", marca un momento especial en nuestra preparación para la llegada de Jesús. Esta vela, de color rosado, simboliza un cambio en el tono de la temporada, pasando de la penitencia y la espera a la alegría y la celebración. Nos recuerda que la venida del Señor está cada vez más cerca y nos invita a regocijarnos en la esperanza y la luz que Cristo trae al mundo.

Encender la tercera vela es un acto de fe y esperanza, un llamado a abrir nuestros corazones a la luz de Dios que se aproxima. En este tiempo, somos invitados a reflexionar sobre la justicia y la generosidad, valores fundamentales del Evangelio que nos preparan para recibir a Cristo con un espíritu renovado. La alegría que esta vela representa no es solo una emoción pasajera, sino una profunda y duradera certeza de que Dios está con nosotros y que su amor transforma nuestras vidas.

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La presencia de la Virgen María en esta celebración es fundamental, ya que ella es el modelo perfecto de espera y esperanza. Su "sí" a Dios nos inspira a confiar plenamente en el plan divino y a vivir con alegría y gratitud. Al invocar su intercesión, pedimos su ayuda para preparar nuestros corazones y nuestras vidas para la llegada de su Hijo, el Salvador del mundo.

Preparativos para la ceremonia

Para llevar a cabo la ceremonia de encendido de la tercera vela del Adviento, es fundamental crear un ambiente de recogimiento y espiritualidad. Se recomienda realizar la oración en un espacio con poca luz, permitiendo que la iluminación principal provenga de las velas de la corona de Adviento. La presencia de una imagen de la Virgen María puede ayudar a centrar la meditación y a invocar su intercesión durante la ceremonia.

Antes de comenzar, asegúrese de que las dos primeras velas de la corona de Adviento estén listas para ser encendidas. La corona debe estar colocada en un lugar visible y accesible para todos los participantes. Además, prepare los himnos y las lecturas que se utilizarán durante la ceremonia, asegurándose de que todos los presentes tengan acceso a las letras y textos necesarios para seguir la oración de manera conjunta.

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Es importante que el monitor de la ceremonia esté preparado para guiar a los participantes a lo largo de la oración. Este rol incluye la introducción de la importancia de la tercera semana de Adviento, la lectura del pasaje del Evangelio según San Lucas, y la dirección de los himnos y oraciones. La preparación previa del monitor garantizará que la ceremonia se desarrolle de manera fluida y significativa para todos los presentes.

Himno de espera y esperanza

Ven, Señor, no tardes más,
que el mundo en tinieblas está,
tu luz queremos recibir,
y en tu amor siempre vivir.

En la noche brilla ya,
la estrella que nos guiará,
hacia el pesebre de Belén,
donde nacerá el Emmanuel.

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Esperamos con fervor,
la llegada del Salvador,
nuestros corazones abrir,
para en tu paz siempre vivir.

Lectura del Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo, la gente le preguntaba a Juan: "¿Qué debemos hacer?" Él les contestaba: "El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, que haga lo mismo". Vinieron también unos publicanos a bautizarse y le dijeron: "Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?" Él les respondió: "No exijan más de lo establecido". Unos soldados igualmente le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué debemos hacer?" Él les contestó: "No hagan extorsión a nadie, ni denuncien falsamente; y conténtense con su salario".

Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban en sus corazones si acaso Juan sería el Mesías, Juan les respondió diciendo: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego".

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Encendido de la tercera vela

En esta tercera semana de Adviento, nos acercamos con corazones llenos de esperanza y alegría, conscientes de la inminente llegada de nuestro Salvador, Jesucristo. Al encender la tercera vela de nuestra corona de Adviento, recordamos la luz que Cristo trae al mundo, disipando las tinieblas y llenándonos de su amor y paz.

Con reverencia, encendemos las dos primeras velas, símbolos de la esperanza y la preparación. Ahora, al encender la tercera vela, que representa la alegría, elevamos nuestras voces en un himno de alabanza y gratitud, reconociendo la cercanía del Señor y la necesidad de abrir nuestros corazones a su luz divina.

Que esta llama nos inspire a vivir con justicia y generosidad, siguiendo el ejemplo de Juan el Bautista, quien preparó el camino para la venida de Cristo. Al contemplar la luz de esta vela, pedimos a la Virgen María, nuestra madre celestial, que interceda por nosotros y nos guíe en nuestro camino de fe, esperanza y amor.

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Himno de esperanza y preparación

En la penumbra de la noche, una luz se alza,
es la llama de la esperanza que en nuestros corazones danza.
Con fervor y alegría, preparamos el camino,
pues el Salvador se acerca, trayendo amor divino.

Oh, ven, Emmanuel, nuestra espera culmina,
en esta tercera vela, tu promesa ilumina.
Que nuestras vidas reflejen tu paz y tu bondad,
y que en cada gesto, se manifieste tu verdad.

En el silencio del Adviento, nuestros corazones claman,
por la justicia y la generosidad que tu Evangelio proclama.
Que esta luz nos guíe, en la senda de la fe,
y que en cada paso, tu presencia se haga ver.

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Con María, nuestra Madre, elevamos nuestra voz,
pidiendo su intercesión, en este tiempo de Dios.
Que su ejemplo de entrega, nos inspire a vivir,
preparados y dispuestos, para tu amor recibir.

Invocación a la Virgen María

Oh Virgen María, Madre de la Esperanza, en este tiempo de Adviento nos dirigimos a ti con corazones llenos de anhelo y fe. Tú, que esperaste con amor y confianza la llegada del Salvador, enséñanos a vivir este tiempo de preparación con la misma entrega y devoción.

Intercede por nosotros ante tu Hijo, para que nuestras vidas se llenen de su luz y podamos ser testigos de su amor en el mundo. Ayúdanos a abrir nuestros corazones a la justicia y la generosidad, siguiendo el ejemplo de tu vida humilde y servicial.

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Madre del Redentor, acompáñanos en este camino de espera y esperanza. Que tu presencia maternal nos guíe y nos fortalezca, para que, al encender esta tercera vela, se encienda también en nosotros la llama de la fe y la alegría de la inminente llegada de Jesús. Amén.

Intenciones libres y oraciones

En este momento de recogimiento, elevamos nuestras intenciones libres a Dios, confiando en su infinita misericordia y amor. Te pedimos, Señor, que ilumines nuestros corazones con la luz de tu presencia y nos guíes en el camino de la justicia y la paz.

Por la Iglesia, para que sea siempre un faro de esperanza y caridad en el mundo, y por todos los que trabajan incansablemente para llevar el mensaje del Evangelio a cada rincón de la tierra. Roguemos al Señor.

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Por nuestras familias, para que en este tiempo de Adviento se fortalezcan en el amor y la unidad, y puedan vivir con alegría y esperanza la espera del nacimiento de Jesús. Roguemos al Señor.

Por los enfermos, los solitarios y los que sufren, para que encuentren consuelo y fortaleza en la cercanía de Cristo y en el amor de quienes los rodean. Roguemos al Señor.

Por nosotros mismos, para que, al encender esta tercera vela, seamos transformados por la luz de Cristo y nos convirtamos en testigos de su amor en nuestras comunidades y en el mundo. Roguemos al Señor.

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Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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Conclusión

La celebración de la tercera semana de Adviento nos invita a profundizar en la esperanza y la alegría que trae consigo la inminente llegada de Jesús. Encender la tercera vela no es solo un acto simbólico, sino una llamada a preparar nuestro corazón y nuestra vida para recibir al Salvador con un espíritu renovado y lleno de fe. En este tiempo de espera, la luz de las velas nos recuerda que, aunque el mundo pueda parecer oscuro, la luz de Cristo siempre brilla y nos guía hacia la verdad y el amor.

La intercesión de la Virgen María, a quien invocamos durante esta oración, nos acompaña y nos fortalece en nuestro camino de preparación. Ella, que esperó con amor y confianza la llegada de su Hijo, nos enseña a vivir este tiempo con la misma disposición y entrega. Que su ejemplo nos inspire a ser generosos, justos y a vivir con un corazón abierto a la gracia de Dios.

Al concluir esta oración, llevemos con nosotros la paz y la esperanza que hemos experimentado, compartiéndolas con quienes nos rodean. Que cada vela encendida en nuestra corona de Adviento sea un recordatorio constante de la luz de Cristo que viene a iluminar nuestras vidas y a transformar nuestro mundo. Con corazones llenos de alegría y esperanza, avancemos hacia la celebración del nacimiento de nuestro Señor, preparados para recibirlo con amor y gratitud.

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